Al margen de la vehemencia de sus palabras, de la forma campechana en que se expresa o de la ridiculización de algunos aspectos, considerados serios, la verdad es que son unas declaraciones que invitan a la reflexión.
Soy de los que opinan que es contraproducente pasar de la nada al todo o del blanco al negro. Y tengo la impresión de que en lo concerniente a la educación de nuestros hijos y jóvenes, en cierta manera ha pasado esto. Se trata de poner sensatez y sentido común a las cosas, de decir a las cosas por su nombre, de saber que la educación de los jóvenes requiere dosis de paciencia y también de autoridad. Y esto va para las familias (padres sobre todo) y para los educadores.
Vivimos en una sociedad hipócrita, donde no somos capaces de reconocer nuestros fracasos en este campo y a veces, buscamos subterfugios de carácter psicológico para dar respuestas a cuestiones que son simples.
Nuestros hijos necesitan disciplina, los padres hemos de asumir nuestro rol, que es justamente el de padres, con todo lo que conlleva. Y es nuestra obligación preparar a nuestros hijos para la realidad de la vida (trabajo, problemas, etc.) y no mantenerlos entre algodones, para que después cuando empiezan a volar por su cuenta, se sientan desubicados.
Hemos de transmitirle que nuestra sociedad nos provee de derechos, que hemos de conservar y ampliar, pero también de deberes que son igual de importantes para que el sistema funcione.
Invito a entrar en esta página web al que aún no lo haya hecho y reflexionar sobre este tema.
http://blogs.periodistadigital.com/electroduende.php/2007/09/19/emiliocalatayud_menores8794
4 comentarios:
Me agrada leer en tu blog la referencia la conferencia de D.Emilio Calatayud, muchos han sido los fòrums creados a partir de la intervención que comentas y muchas han sido las opiniones vertidas al respecto.
Creo distinguir en tu comentario sobre el vídeo que apuestas por un reforzamiento del aspecto autoritario del hecho de ser padres, frente a lo que llamas “mantener a los hijos entre algodones”, es ahí donde discrepo de tú opinión.
Bajo mi óptica, y cero que Calatayud está también en este punto, no ha habido una transmisión de lo que significa ser padres, con todo lo que ello conlleva, de una generación a la otra, es decir, por ejemplo, los padres actuales hemos oído muchísimas veces como los educadores de antaño (ya sea la familia o la escuela) empleaban el castigo fisco para educar, y lo hemos oído siempre peyorativamente y como algo a lo que no hay que volver.
En ese punto, y teniendo en cuenta que uno se saca el carné de padre el día que tiene un hijo, no te queda más remedio que tirar hacia delante sin ningún otro referente que no seas tú mismo y tus propios valores. Es ahí donde hay muchas familias que “dimiten” “se borran” , no es que sean poco autoritarios, o demasiado protectores, es que directamente no quieren ser padres, y todo lo que ello conlleva (por mil motivos, por ejemplo los hijos son vistos como un problema para progresar en el trabajo, como algo que conlleva pérdidas de libertad,etc) en ese momento empiezan a depositar la responsabilidad de la educación de sus hijos en otros (escuelas, monitores de tiempo libre o deportivos, instituciones varias,etc) dando como resultado final , lo que a mi entender muy benevolentemente tu adjetivas como “personas desubicadas”.
En fin que yo creo, que el problema está en una fase anterior a la que se adivina de tu postura , yo creo que el problema radica en entender que implica el concepto de ser padre
Ricar,
Lo que tú crees adivinar de mi comentario como aspecto autoritario, seguramente se refiere al aspecto de disciplina que no es lo mismo.
Yo no participo de la autoridad porque sí, y del distanciamiento entre hijos y padres, todo lo contrario, creo en la comunicación permanente entre padres e hijos.
A lo que yo me refiero cuando hablo de disciplina (no de autoridad) es que por ejemplo cuando el padre castiga a un hijo, la madre no ha de quitárselo (o viceversa)o que por ejemplo si se acuerda que la vuelta a casa son las 21'00 h. hay que mantenerlo. Esto son ejercicios de responsabilidad por ambas partes.
El castigo es el fracaso de la educación, evidencia la falta de estrategias para conseguir los fines.
Esto está muy bien, sobretodo en la teoría. Lo que es un verdadero fracaso es que se eduque de espaldas a la realidad. Después vienen los verdaderos fracasos cuando una persona se convierte en adulta y se encuentra que la vida está llena de castigos de todas las clases.
El castigo no necesariamente ha de ser malo, es una experiencia, que bien explicada, se convierte en positiva.
Y si no, que le pregunten a los maestros.
Por otro lado, a muchas personas de mi generación nos educaron sin
"estrategias para conseguir los fines", con algunos castigos, pero incidiendo en valores como el respeto a las personas y a las cosas. Y me atrevería a decir que no es una generación ni traumatizada ni desintegrada socialmente.
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