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jueves, 12 de septiembre de 2013

¿Quién administrará esto?





La cadena humana que ayer recorrió Catalunya de Norte a Sur, organizada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) fue un éxito. Un éxito de asistencia, de civismo y respeto y una imagen de país moderno y civilizado proyectada al mundo. Fue una manifestación festiva a favor de y en contra de nadie. Y no es fácil de conseguir. Felicidades a los organizadores.
Ahora toca administrar esta situación, que cada día se complica más y hace más difícil una solución pactada. La irresponsabilidad de unos y otros ha llevado a desechar soluciones y alternativas viables como la federal, que podría ser perfectamente la solución a los problemas de Catalunya: reconocimiento de la nación catalana, de nuestra identidad y nuestra lengua y un pacto fiscal que ponga fin a la injusticia actual. Catalunya tiene prisa, anuncia la portada de El Periódico de hoy y ayer quedó claro en el mensaje de la presidenta de la ANC Carme Forcadell: “queremos referéndum en 2014 y con una pregunta clara”.
Yo estoy de acuerdo. Los catalanes queremos votar ya y despejar de una vez las incógnitas que sirven de argumento para formular discursos demagógicos.
Y el mensaje de ayer es que Catalunya lo quiere todo. Ya no sirve que el president Mas negocie con el presidente Rajoy ni tan sólo un concierto como el vasco, que hace un año hubiese sido conseguir una utopía. Para una parte importante de catalanes, eso ya no seduce ni es suficiente. Ya no podrá regresar de Madrid con un acuerdo bajo el brazo, como hacía el president Pujol, y venderlo como un éxito. Catalunya ya no es CiU.
Algunos menospreciaron al president Montilla cuando en julio de 2010 alertó en Madrid de la desafección creciente en Catalunya hacia España, la que no nos entiende ni nos quiere entender. http://www.lavanguardia.com/politica/noticias/20100716/53965597126/montilla-alerta-de-una-desafeccion-catalana-que-deberia-preocupar-al-gobierno.html
Si le hubieran hecho caso, tanto el PSOE como el PP, seguramente no habríamos llegado a estos extremos, pero se le despachó con aquello de “las cosas de los catalanes”.
O cuando el president Maragall hablaba de federalismo asimétrico (tomado a cachondeo por tertulianos y medios de comunicación de todos los colores, incluidos los catalanes) obstinado después en reformar un Estatut que ampliaba nuestra dignidad como pueblo y mejoraba nuestra financiación, sin dejar de ser solidarios, como corresponde a un político de izquierdas. Y cuando el Tribunal Constitucional se lo cargó, después de que el pueblo catalán lo refrendara en las urnas (eso debería estar prohibido en una democracia) saltaron todas las alarmas en Catalunya y muchos empezaron a pensar que por la vía del diálogo y del respeto a las leyes no se conseguiría nada.
Desde la manifestación de julio de 2010 contra dicha sentencia, aquella en la que se insultó y agredió al president Montilla por el simple hecho de asistir, las cosas no han hecho más que empeorar. Y la crisis económica ha venido a agravar la situación.
En estos momentos, los partidos tradicionales, especialmente los que han gestionado la política catalana autonómica y local durante los últimos 30 años, es decir, PSC y CiU, están siendo arrastrados por las circunstancias. Quedó evidenciado en las elecciones de noviembre de 2012 y, según las últimas encuestas, la situación va a peor. CiU tiene difícil encaje en un discurso que la desborda: ERC lo tiene más nítido y no arrastra el lastre de Unió.
ICV y el PSC están desorientados, y éste último, además, dividido. Y eso lo palpa la ciudadanía, especialmente su electorado. Mucho tendrá que batallar el PSC para abrirse hueco entre esos dos extremos que hoy representan ERC y Ciutadans, para formular propuestas sensatas que sirvan para desatascar este embrollo. Creo que llegará el momento, más pronto que tarde, en el que las tesis federalistas (puede incluso que se les llame de otra manera) se impondrán como la solución, como el pacto. Y es importante que el PSC asuma su papel, convenciendo al PSOE de que es la única salida, aunque para ello se tenga que reformar la Constitución, como ya se ha dicho desde hace tiempo y que cada día cuenta con más adeptos. Esperemos que a estas tesis que defiende Pere Navarro no les pase lo mismo que a las de Maragall o Montilla. El próximo domingo en la Festa de la Rosa del PSC, Rubalcaba tiene una gran oportunidad de aclarar este asunto con contundencia. Con el PSOE ganado, el PP lo tendrá todavía más difícil en su postura de enroque.
En cuanto al PP, todo apunta a que en Catalunya será un partido testimonial, sin fuerza y sin discurso, porque sus compañeros de Madrid deslegitiman con hechos cualquier acción del PP catalán. La estrategia de Rajoy de no hacer nada, ya no sirve. Hay que tomar decisiones y yo, lamentablemente, no lo veo. El “asunto catalán” puede ser la estacada final para este líder político mediocre, que se enfrenta a la reforma o ruptura de España, y eso significa que le darán por todos los lados. Aquellos que han fomentado durante estos últimos años el anticatalanismo en el resto de España como bálsamo de su subsistencia política (recurso contra el Estatut, la lengua, financiación, etc…) ahora pagarán las consecuencias.

Llegados a este punto, y puesto que todo el mundo está en disposición de exigir, yo exijo claridad, transparencia e información durante todo este proceso.
Claridad en los planteamientos. Ya no valen los subterfugios de “estructuras de estado o sinónimos” que emplea Artur Mas en sus discursos y con los corresponsales extranjeros. Hay que hablar abiertamente de independencia, si verdaderamente se quiere respetar el mensaje que ayer se lanzó desde la Vía Catalana. No se puede ni debe engañar a los ciudadanos.
Transparencia en las acciones y decisiones que se llevan acabo. Si las reuniones políticas han de estar fuera de la agenda oficial para evitar la presión mediática, inmediatamente después se ha de informar de lo que se habla y de lo que se decide. Ya no sirven los mensajes confusos que lo único que crean es desorientación y desasosiego entre los ciudadanos..
Información veraz, abundante y plural por parte de personas que tengan cosas a aportar y especialmente por los medios de comunicación públicos. Una verdadera confrontación de ideas que propicie un debate sereno y donde se nos informe de lo que significa de positivo y negativo el proceso de independencia. Este es el mejor antídoto contra la manipulación. Sin menosprecio hacia nadie y sin radicalismos, de los que ya estamos cansados (los medios de comunicación mesetarios y sus tetrtulianos son máquinas de hacer independentistas, cuyos exabruptos son perfectamente ampliados por las tevetreses). Estamos cansados de que hieran nuestros sentimientos, incluso a los que no somos nacionalistas.
Espero que no se vuelvan a cometer más errores estratégicos. En Catalunya queremos votar y decidir. Necesitamos que los ciudadanos de Catalunya podamos expresarnos en las urnas y así, tener la certeza real de lo que representa cada opción. Será la única y la mejor manera de desechar interpretaciones de encuentas, bailes de cifras de manifestantes o especulaciones con las mayorías silenciosas.
Estoy preocupado porque no tengo claro quién va a administrar todo esto.