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miércoles, 23 de noviembre de 2011

El PSOE debe girar, ¿a la derecha?


Com a complement del meu article d'ahir, em permeto reproduir aquest article publicat avui a El Periódico de Catalunya pel periodista Joan Tapia.

Al enjuiciar los fallos de un Gobierno socialista, en España la regla es acusarle de poco socialista. Pasó con Felipe González y ahora, tras la brutal derrota del 20-M, resurge la tesis del «giro a la izquierda». Pero es solo fruto de la fe del dogmático. Lo primero debe ser estudiar la realidad, el resultado electoral. Luego, actuar en consecuencia.
Y el análisis indica el error de la tesis del «giro a la izquierda». Hay una primera lectura fácil: Cayo Lara ha saltado de dos a 11 escaños. Pero, seamos serios, el PSOE ha perdido 59 diputados, no 11. Un total de 4.300.000 votos socialistas se han extraviado y, de ellos, un máximo de 711.000 (solo el 16,4%) han ido a IU (es lo que gana Lara). Si añadimos los 215.000 votos de Equo (que se presentaba por primera vez) y los 96.000 de aumento de Compromís (en Valencia), hay una huida a la izquierda de poco más de un millón de votos, exactamente el 24% del total.

Veamos lo que sucede con el 76% restante. A la UPyD de Rosa Díez han ido 834.000 (el 19,3%), más que a IU, pero sería estúpido concluir que el PSOE debe abrazar el nacionalismo español. Sobre todo porque 235.000 (el 5,4%) han ido al catalanismo de CiU, que solo se presenta en Catalunya. Y el PP ha recibido 552.000 votos (el 12,7%). Se puede concluir, pues, que la pérdida hacia la derecha (PP, UPyD y CiU) ha sido de 1,6 millones de votos. El PSOE ha sido más abandonado por la derecha (37,4%) que por la izquierda (24%). Pero no es correcto abogar por el «giro a la derecha».
Porque ha habido muchos votos (el 39%) que se han evaporado entre la abstención, el voto nulo y candidaturas sin escaños. Es aventurado deducir su inclinación. Lo que se debe concluir es que el PSOE ha perdido porque no ha convencido a una franja de sus electores más a la izquierda, ni a otros más centristas, ni a unos terceros mediopensionistas. Ha seducido menos y ha perdido encanto en todas direcciones. Desde el PP a IU y desde CiU a UPyD. Pero ello no puede implicar hacerse conservador, marxista, nacionalista español o nacionalista catalán, sino elaborar un discurso coherente que convenza y seduzca.
Veamos Catalunya. La provincia de Barcelona, la más de izquierdas. Panorama similar. El PSC pierde la friolera de 583.000 votos. Y 81.242 van a ICV, encabezada por Joan Coscubiela, muy buen candidato para la izquierda pues fue líder de CCOO. Pero casi los mismos votos (76.489) van a la lista del PPC y el doble (161.000) a la del democristiano Duran Lleida. Tampoco se trata de girar al vaticanismo. Porque hay 264.000 votos (el 45% de la pérdida) que se han evaporado en diversas direcciones: abstención, voto en blanco, Plataforma per Catalunya, escaños en blanco, animalistas, piratas, anticapitalistas y otros.
La conclusión es la misma. El PSOE y el PSC han perdido no por gobernar a la derecha, sino porque no han convencido. Porque no han explicado bien la política de ajuste de mayo del 2010 y no la han defendido con valor. ¿Cómo puede ser que una política inevitable (ahora Rajoy la seguirá), pero poco popular, se adopte sin que Zapatero se moleste en ir –ni una vez– a TVE a explicarla y a defenderla con uñas y dientes? Y si Zapatero no la supo defender, cómo iba a hacerlo Rubalcaba, que se limitó a avalarla, pero lanzó el mensaje, implícito, de que no le gustaba. ¿Cómo puede ser que al presentar el programa económico esté Carlos Solchaga, pero falte Elena Salgado? Si la política económica no era correcta, Salgado debía haber sido destituida. Y si era la acertada, por inevitable, no puede montarse una campaña ocultándola. La falta de convicción genera rechazo. No es un problema de comunicación (que también), es ignorar el título de aquel libro de un socialista catalán, Rafael Campalans (que colaboró con Prat de la Riba en la Mancomunitat):  Política vol dir pedagogia.
Educar. Explicar. Debatir. Convencer. Claro que el márketing ayuda, pero creer que explicar políticas es menos rentable que exhibir el cheque bebé (que luego se anula) o que el reportaje de Vogue sobre el vestuario de María Teresa Fernández de la Vega y las flamantes ministras del 2004, es una falta de sentido común.

Un Gobierno y un partido deben tener la coherencia y la seriedad de defender a fondo las políticas realizadas. Y cuanto más atacadas hayan sido, más. En caso contrario, pierden credibilidad y su apoyo se agrieta. Ahí está lo sucedido en Catalunya. Artur Mas y Duran Lleida han defendido sus recortes (cierto que han retrasado algunos y han callado lo del impuesto de sucesiones) y han ganado seis diputados y muchos votos.
Ya oigo la reconvención. Una cosa es el voto de la clase media, con sanidad privada y escuela concertada, y otro el de la clase trabajadora que sufre los recortes. Vale, pero Catalunya es muy pequeña y los 235.000 votos que han engordado a CiU vienen, en su gran mayoría, de antiguos electores socialistas.
La socialdemocracia no es un dogma inamovible. Fue el fruto del pacto variable de los partidos socialistas con la realidad. Y esos partidos dejarán de contar si renuncian a entender la nueva (a veces áspera) realidad del segundo decenio del siglo XXI.

martes, 22 de noviembre de 2011

No nos vencerán las dificultades...


Decía Willy Brandt que No nos vencerán las dificultades sino nuestra resignación”. Una frase apropiada para después de las elecciones del domingo, donde la moral de muchos socialistas ha caído por los suelos, después de ver una España teñida de azul.
Pero somos muchos los que no nos resignaremos y seguiremos luchando por aquello en lo que creemos, por los valores que un día nos impulsó a militar o simpatizar con un partido centenario, protagonista de la historia moderna de nuestro país y sobre todo en la etapa democrática.
En más de cien años de historia, nuestro partido ha sabido sobreponerse a las dificultades, algunas más complicadas que las actuales, y sin duda, lo hará, porque nuestro país necesita un partido de izquierdas fuerte, que sea capaz de hacer frente a esta derecha que sin hacer nada ha obtenido más poder del que jamás otro partido haya gozado en democracia. De hecho, ha cosechado pocos votos más que en 2008, pero ha sabido jugar la baza del desgaste del adversario por la situación económica y ha esperado a que la fruta madura cayera del árbol. Estas elecciones las ha perdido el Partido Socialista, no las ha ganado el Partido Popular.
Y esto merece una profunda reflexión. Es evidente de que los ciudadanos, hace tiempo decidieron que el Partido Socialista pagara la factura de la grave crisis. Y con las elecciones del domingo se cierra el ciclo, en el cual, se le ha desposeído prácticamente de todo el poder que tenía. La evidencia de que esta crisis no afecta sólo a España no ha sido suficiente para que la ciudadanía castigue a quien considera responsable de la situación, a pesar de que otros países han sido intervenidos o suplantados sus gobiernos por tecnócratas. España ha salvado los muebles con dignidad, haciendo ajustes difíciles pero salvaguardando el estado del bienestar. Una política seria y responsable, reconocida por el resto de países, y que en España no tardará en reconocerse.
El Partido Socialista ha de cambiar de estrategia, de líderes y renovar las ideas, conectando con los problemas de los ciudadanos, que lo están demandando para volver a otorgar su confianza. Y es por ello que el domingo, estas personas, o no fueron a votar o votaron a otras opciones, pero no al PP. Hemos de volver a atraer a todos estos votantes, con mensajes claros, sin ambigüedades, recuperando valores que son muy nuestros, como la solidaridad y la justicia social, y explicar la realidad tal y como es, que avanza más deprisa de lo que a veces podemos asimilar, tratando a los ciudadanos como personas maduras, con capacidad de entender los problemas, para después solicitar su ayuda, con objetivos claros.
Seguramente es esto lo que los ciudadanos han valorado de CiU, que a pesar de iniciar una política de recortes en algunos servicios básicos, han obtenido unos excelentes resultados, seguramente porque los ciudadanos han visto decisión y horizonte en las propuestas, aunque no gusten. No se sienten engañados. En estos momentos no valen las medias tintas, el ciudadano demanda claridad y que sus gobernantes tomen decisiones y sean responsables.
Otros, en cambio, con el afán de defenestrar a los socialistas del poder, votando otras opciones, aún sin querer, han puesto en manos de un solo partido tanto poder que espero que no se tengan que arrepentir en el futuro.
Por eso, ahora más si cabe, me siento orgulloso de defender mis ideas. Aquellas que me impulsan a luchar, por ejemplo, contra todos aquellos que pretendan, algún día,  que un niño no tenga en este país las mismas oportunidades de desarrollar su inteligencia por el hecho de haber nacido en una familia humilde. Siempre me tendrá enfrente.
Tenemos la oportunidad de debatir todo esto y muchas cosas más en el congreso que celebraremos dentro de tres semanas. No podemos defraudar a tantas personas que tienen puestas sus esperanzas en nosotros.
Quiero expresar también mi emoción y el estímulo que me produce que, ante una situación tan adversa, más personas que nunca decidieran colaborar con el PSC en las elecciones del domingo, haciendo de apoderados del partido. Una reacción que demuestra la grandeza de estas personas que acuden a ayudar cuando más se necesita. Tenemos mucho que aprender de los gestos simples.
Y por último, infinitas gracias a todos los vecinos y vecinas de Ripollet que una vez más han confiado en nosotros. Hemos sido la fuerza más votada con diferencia. Hemos ganado en 40 de las 41 mesas electorales. Por todos ellos y por tantas personas que no pierden la esperanza y esperan de nosotros argumentos para volver a votarnos, merece la pena seguir luchando.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Cuando la transparencia se convierte en manipulación


Apelando a un ejercicio de transparencia, el grupo político del Colectivo Obrero Popular (COP), grupo de oposición en el Ayuntamiento de Ripollet, ha insertado dos hojas de publicidad en la Revista de Ripollet de esta semana, que contienen una relación con las asignaciones del alcalde y del resto de concejales del Ayuntamiento, y también algunos comentarios que pretenden ser aclaratorios.
Un ejercicio de transparencia que tiene poco mérito, puesto que los datos a los que hacen referencia son públicos, aprobados en el Pleno municipal, y que ya fueron publicados hace algo más de cuatro meses por la propia Revista de Ripollet.
Flaco favor hacemos a la transparencia, a la democracia, y de paso, a la credibilidad en la política y los políticos, cuando apelando a la transparencia generamos confusión y trasladamos datos erróneos o manipulados. El hecho de tener que contradecir los datos publicados es perverso, porque el ciudadano lo percibe con cierta confusión. Y es esta confusión la que beneficia al COP, sobre todo si se habla de temas tan sensibles para la ciudadanía en unos momentos tan delicados como los actuales.
La manipulación de las cifras que aporta el COP consiste en utilizar diferentes baremos entre unos datos y otros, incluir las aportaciones empresariales al salario bruto, utilizando la famosa letra pequeña para hacer aclaraciones. Estos datos quedan en evidencia simplemente contrastándolos con los datos que la misma Revista de Ripollet publicó el 1 de julio de 2011 en su número 692. 
Creo que no hay que añadir nada más. La transparencia fue ejercida en su momento por el gobierno municipal y trasladada a los ciudadanos  a través de este medio de comunicación local. Recomiendo leer los comentarios periodísticos sobre la comparación de las asignaciones de Ripollet con otros municipios.
Mención aparte merecen otras afirmaciones. Dicen los del COP que “el alcalde tiene una persona de confianza contratada por el Ayuntamiento”. Lo que no dicen los del COP es que la persona que ejerce de secretaria de alcaldía es funcionaria del Patronat Municipal de Cultura. Por lo tanto, el Ayuntamiento de Ripollet no tiene cargos de confianza contratados. También en este aspecto se pueden hacer comparaciones con cualquier otro municipio.
Y también, en un alarde de pretendida honradez, se dice en el panfleto que los concejales del COP no perciben la cantidad asignada por el Ayuntamiento porque la destinan a campañas y el mantenimiento de la sede. Como si a los demás partidos nos pagaran los gastos de las campañas y el mantenimiento de las sedes. Pero los del COP no han sido transparentes del todo, porque se les ha olvidado decirles a los ciudadanos que su grupo tiene una asignación mensual del Ayuntamiento de 798 euros. Una cantidad que cobran todos los grupos municipales en función de una cantidad fija igual para todos y otra variable en función del número de concejales de cada grupo (también está explicado en el artículo de la Revista de Ripollet). Si los del COP utilizan las asignaciones de los concejales para hacer campañas y mantener su sede ¿para qué utilizan la asignación de Grupo, si está pensada justamente para eso?
También se les ha olvidado decir en su panfleto que este mandato recién estrenado, habiéndose incorporado el grupo de ICV al Pleno, los gastos destinados a salarios, asistencias y asignaciones es menor que los últimos cuatro años, debido a una rebaja del 8% en el salario del alcalde, un 6% en los tenientes de alcalde, un 33% en las asistencias a los Plenos, entre otros. Esto significa que la propuesta que propuso y aprobó el equipo de gobierno municipal es austera y acorde con los tiempos que vivimos. Estos datos también forman parte de la transparencia y es importante que los conozcan nuestros vecinos.
Es curioso que esta información, así como la valoración del pacto de gobierno (PSC-CiU) llegue con cinco meses de retraso. O bien los del COP trabajan a cámara lenta o son unos oportunistas manipulando datos públicos en plena campaña electoral.
No deja de ser una forma marrullera de hacer política.