En relación al tribunal Constitucional, desde hace tiempo, pero sobretodo últimamente, a través de los medios de comunicación, nos hemos familiarizado con expresiones tales como: equilibrios, mayorías entre jueves conservadores o progresistas, etc.
No deja de ser asombroso que este tipo de cosas no generen debate entre opinadores, tertulianos o líderes políticos, cuando el ciudadano de a pie recibe toda esta información con asombro e inquietud.
Últimamente, en cambio, se debate insistentemente sobre la fortaleza o no de nuestras instituciones y símbolos. ¿Acaso el Tribunal Constitucional no forma parte de esas Instituciones?. Seguramente, es más inquietante para nuestra democracia y su fortaleza, la actitud de jueces que interpretan las leyes en función de su afiliación política o del partido que los ha nombrado.
¿Cómo vamos a confiar los ciudadanos en las sentencias de estos jueces, si su obsesión es que los suyos tengan la mayoría en el Tribunal, haciendo incluso triquiñuelas para conseguirlo? ¿Porqué este tema no forma parte del debate político?
La semana pasada, el Parlament de Catalunya ha aprobado una ley, con amplia mayoría, sobre la gestión de los medios de comunicación públicos, que permitirá que las personas que los dirijan sean escogidas en base a su trayectoria profesional y a través de unas pruebas concretas. Creo que es un buen modelo a exportar, no sólo a otras comunidades en relación a los medios de comunicación públicos, sino para el propio Tribunal Constitucional.
Próximamente, este Tribunal ha de pronunciarse sobre asuntos importantes que nos afectan directamente, como es el caso de la constitucionalidad o no de nuestro Estatut. Esperemos que no nos ofrezcan un nuevo espectáculo.
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