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martes, 7 de enero de 2014

Vuelta a la normalidad

El día de Reyes marca el final de las llamadas fiestas navideñas (para algunos, vacaciones de Navidad).
Mañana se retoma el curso escolar. Seguramente el hecho más significativo que nos devuelve de lleno a la normalidad: trasiego de gente por las calles, coches arriba y abajo en los horarios de entradas y salidas, ese sonido maravilloso de niños por todos sitios, etc.
Dicen que el consumo se ha incrementado estas fiestas, en comparación con el año pasado, que se están vendiendo más coches, que se prevé una gran campaña de rebajas, que la famosa prima de riesgo ha bajado de los 200 puntos, que en 2013 ha bajado el paro (aunque sea como consecuencia de que hay menos personas que lo buscan), y en Ripollet concretamente durante 2013 se ha reducido en 315 personas (un 7’5%).
Son datos positivos, que ayudan a levantar la moral colectiva, que falta hace, pero que aún no es suficiente para volver a ilusionar a una sociedad triste y decaída. El impacto de la crisis en todas (o casi todas) las familias ha sido brutal. Cualquiera que se pare a analizar su situación hace 5 años y la compare con la de ahora, se dará cuenta del gran retroceso que se ha producido. Un retroceso material (ganamos menos y trabajamos más) pero sobre todo, un retroceso en derechos y bienestar (sanidad, educación, pensiones, servicios sociales, derechos civiles, laborales,…)
Sin duda, saldremos de la crisis y nos recuperaremos como sociedad, pero los derechos perdidos tardaremos mucho más en recuperarlos, si es que los recuperamos. Me entristece ver que nuestro país, puntero a nivel mundial en derechos civiles retrocede a los años más oscuros de nuestra reciente historia, con la aprobación de leyes como la reforma (mejor dicho, contrarreforma) del aborto. Y eso no es culpa de la crisis, es pura ideología.
Tenemos por delante un año 2014 movidito (también apasionante) políticamente hablando: elecciones europeas (el primer test al gobierno de Mariano Rajoy), Primarias en el PSC y por primera vez en el PSOE, y por supuesto, el debate soberanista, que lo tapa todo, con la famosa consulta pendiente (al final, serán elecciones) y Rajoy mirando hacia otro lado.
Esperemos que podamos conservar la magnífica convivencia que disfrutamos y que nuestros representantes políticos sepan hacer bien su trabajo, que no es otro que solucionar nuestros problemas.

Salud y Feliz Año!

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