Desde hace unas semanas, la mayoría de analistas políticos, incluso los cercanos al PP, pronostican un futuro incierto para el Presidente del PP Mariano Rajoy.
Los resultados del PP en las elecciones vascas y gallegas serán determinantes para saber el destino político de su líder. Posiblemente, el desenlace se produzca antes de las elecciones europeas. Da la sensación de que hay una trama bien orquestada para ponerle las cosas difíciles a Don Mariano. El escándalo del espionaje en Madrid saca a la luz una vez más las difíciles relaciones entre Esperanza Aguirre y Ruiz Gallardón, que de tanto en tanto nos obsequian ante las cámaras con algún frío beso protocolario, pero que nadie discute ya que sus malas relaciones están poniendo en peligro ni más ni menos que el futuro del partido. Al escándalo del espionaje hay que añadir temas tan relevantes como el espectáculo que desde hace meses vienen dando por el control de Cajamadrid o los rifirrafes en los medios de comunicación, digamos afines como La Razón, El Mundo o la Cope, donde queda claro que el apoyo a Rajoy es nulo (curiosamente Rajoy se refugia ahora en el grupo Prisa) pero que haciendo gala de su poder, y viendo el camino que están tomando las cosas, están preparando una alternativa, que en los mentideros se comenta que es nada menos que Rodrigo Rato.
Por otro lado, tenemos al omnipresente Sr. Aznar, vigilante de todo lo que pasa, desde su privilegiado palco de la FAES, transmitiendo el mensaje de “chicos, portaros bien, que sino, vuelvo”. o bien, dejando que las cosas sigan su cauce, que s destrocen los unos a los otros, para después aparecer como el “salvador”.
Sea como sea, en el PP han de pasar y pasarán cosas trascendentales en las próximas semanas. Cuando en un nido de víboras, todas con veneno mortal, deciden morderse las unas a las otras, el resultado siempre es el mismo: aniquilación.
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