Hace unas semanas asistí a una conferencia en Ripollet del comunicador Carles Capdevila como colofón a un ciclo de actividades organizadas por la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Ripollet y dirigidas a las personas mayores, llamado Gent Activa.
Carles Capdevila, filósofo, periodista, escritor, conferenciante y muchas cosas más, pero sobre todo una persona con sentido del humor, que sabe comunicar ideas de una manera sencilla y divertida, ante un auditorio mayoritariamente de personas mayores, es decir, más mayores que yo, que también empiezo a serlo, expuso una visión contrapuesta a los cinco sentidos físicos.
Cuando estudiamos, aprendemos que disponemos de cinco sentidos básicos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Capdevila planteó que en nuestra sociedad, tan importante son estos sentidos como otros, casi o más importantes, que nos definen como personas y que determinan nuestra adaptación social. Son éstos:
El sentido común, que no se aprende en los colegios ni en la universidad. Que se tiene o no se tiene, pero que es imprescindible para tomar decisiones, a veces, incluso por encima de las propias normas. Es necesario tener este sentido para ser una persona centrada y no hacer ni decir tonterías.
El sentido del ridículo, que nos hace ser prudentes ante situaciones que no van con nosotros. Por desgracia, la televisión cada vez está más repleta de personas que carecen de este sentido.
El sentido del deber, o de la responsabilidad, que hace de las personas unos seres comprometidos en todos los aspectos de la vida. Es adquirir un compromiso y cumplirlo. Tampoco es un sentido que abunde mucho en nuestra sociedad.
El sentido moral, el que determina nuestros valores, nuestras creencias. El que hace que nos movamos y luchemos por algo en lo que creemos. Por desgracia, bastante en desuso.
Y por último, un sentido imprescindible, al menos para mi, el sentido del humor, el que hace que nuestra vida sea más agradable, que riamos, que veamos la parte positiva de la vida. Soy de la opinión de que las personas que carecen de sentido del humor, son personas agrias, que se les nota en la cara enseguida.
A cada uno de estos sentidos se les pueden añadir muchos más comentarios de los que yo he realizado. Seguramente cada uno podría hacer los suyos, pero sin duda, la persona que disponga de todos estos sentidos, además de los físicos, es una privilegiada. Estará en mejores condiciones de afrontar la vida que el resto.
Carles Capdevila, filósofo, periodista, escritor, conferenciante y muchas cosas más, pero sobre todo una persona con sentido del humor, que sabe comunicar ideas de una manera sencilla y divertida, ante un auditorio mayoritariamente de personas mayores, es decir, más mayores que yo, que también empiezo a serlo, expuso una visión contrapuesta a los cinco sentidos físicos.
Cuando estudiamos, aprendemos que disponemos de cinco sentidos básicos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Capdevila planteó que en nuestra sociedad, tan importante son estos sentidos como otros, casi o más importantes, que nos definen como personas y que determinan nuestra adaptación social. Son éstos:
El sentido común, que no se aprende en los colegios ni en la universidad. Que se tiene o no se tiene, pero que es imprescindible para tomar decisiones, a veces, incluso por encima de las propias normas. Es necesario tener este sentido para ser una persona centrada y no hacer ni decir tonterías.
El sentido del ridículo, que nos hace ser prudentes ante situaciones que no van con nosotros. Por desgracia, la televisión cada vez está más repleta de personas que carecen de este sentido.
El sentido del deber, o de la responsabilidad, que hace de las personas unos seres comprometidos en todos los aspectos de la vida. Es adquirir un compromiso y cumplirlo. Tampoco es un sentido que abunde mucho en nuestra sociedad.
El sentido moral, el que determina nuestros valores, nuestras creencias. El que hace que nos movamos y luchemos por algo en lo que creemos. Por desgracia, bastante en desuso.
Y por último, un sentido imprescindible, al menos para mi, el sentido del humor, el que hace que nuestra vida sea más agradable, que riamos, que veamos la parte positiva de la vida. Soy de la opinión de que las personas que carecen de sentido del humor, son personas agrias, que se les nota en la cara enseguida.
A cada uno de estos sentidos se les pueden añadir muchos más comentarios de los que yo he realizado. Seguramente cada uno podría hacer los suyos, pero sin duda, la persona que disponga de todos estos sentidos, además de los físicos, es una privilegiada. Estará en mejores condiciones de afrontar la vida que el resto.
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