Este artículo del profesor Vicenç Navarro incide en el tema que planteaba en mi artículo de ayer. Como siempre, clarificador y con datos contrastados.
El desastre económico actual era predecible
Unos pocos hemos estado diciendo desde que se inició la crisis que
las políticas públicas que se están aplicando durante estos años de
recesión son profundamente erróneas y están llevando a los países de la
Unión Europea (y muy en especial a los países de la periferia de la
Eurozona) al desastre. Como era predecible, los hechos que están
ocurriendo, con el mayor incremento del desempleo conocido hasta ahora,
están mostrando que, por desgracia, llevábamos razón.
En realidad, el problema con el que nos enfrentamos es fácil de
entender y de resolver. Hoy el sector privado de la economía está
paralizado o en declive debido a la falta de demanda y a la escasez de
crédito para que las empresas y las familias puedan invertir y/o
consumir. La evidencia de ello es clara, robusta y abrumadora. Ante esta
situación, el único sector que puede estimular y hacer crecer de nuevo a
la economía es el sector público. Así se salió de la Gran Depresión a
principios del siglo XX en EEUU y en Europa. En EEUU, la Administración
Roosevelt aumentó la inversión y el gasto público de una manera muy
notable, acentuándose incluso más con el inicio y posterior desarrollo
de la II Guerra Mundial. En Europa fue este mismo conflicto el que creó
un gran aumento del gasto e inversión públicos, que resolvió el problema
de la Gran Depresión.
Algo parecido ocurrió después de la II Guerra Mundial cuando se creó
una Gran Recesión que fue resuelta mediante una gran inversión y
crecimiento del gasto público, estimulados por el Plan Marshall. Y
ahora, cuando estamos ya en Recesión, camino de la Depresión, en lugar
de aumentar la inversión y el gasto público, los gobiernos de los países
de la Unión Europea, y muy en particular los periféricos de la Eurozona
(incluyendo España), que tienen mayores dificultades, están recortando
el gasto público, lo cual es una enorme estupidez (y no hay otra manera
de definirlo).
Esta estupidez se está justificando con el argumento de que la crisis
la ha generado el excesivo gasto público, particularmente el gasto
público social (que ha proveído una supuestamente excesiva protección
social), y unos salarios demasiado altos que han hecho a los
trabajadores poco competitivos. De ahí que las soluciones que se derivan
de esta explicación consistan en recortar el gasto público, y muy en
particular el gasto público social, y bajar los salarios a fin de hacer a
la economía más competitiva. Es esta mayor competitividad, con aumento
de las exportaciones, la que –se nos dice- nos sacará de la recesión. Y
como muestra del éxito de estas políticas públicas se señala la
disminución, cuando no eliminación, del sesgo negativo de nuestro
comercio exterior. En todos los países que se están aplicando estas
políticas, los datos que se utilizan muestran que la balanza comercial
se está equilibrando: es decir, las importaciones y las exportaciones
están igualándose.
Pero tal argumento está apoyado en un supuesto falso. El equilibrio
entre importaciones y exportaciones se debe primordialmente al descenso
espectacular de las importaciones, en lugar de un gran aumento de las
exportaciones, y ello como consecuencia del colapso de la demanda
interior. El reciente informe de la OCDE, March Interim Assessment on
the Global Economic Outlook, muestra los datos que avalan lo que estoy
diciendo. Ronald Janssen, en su excelente artículo “More Austerian
Fairly Tales” en Social Europe Journal (abril 2013), hace un resumen de
los datos del informe mostrando los datos para Alemania, Portugal,
Irlanda, Grecia, España e Italia. La evidencia es, de nuevo, clara,
robusta y abrumadora. Pero tal evidencia continua siendo ignorada por
los “austerianos” (economistas favorables a las políticas de
austeridad), cuyo dogma neoliberal es impermeable a los hechos y a los
datos. Sus creencias, basadas en la fe y no en la evidencia científica,
alcanzan niveles nunca antes vistos. España ya sobrepasa los 6 millones
de parados y su gobierno continúa con sus políticas de recortes de gasto
público, incluyendo gasto público social. El fundamentalismo de tipo
religioso que alimenta las creencias neoliberales no es educable.
En realidad, el desempleo está creciendo de una manera muy marcada en
toda la Unión Europea, alcanzando una situación extrema en España y
Grecia (que son los países que están recortando más). Pero la situación
es incluso peor que la que aparece en los datos de desempleo y se ve
reflejada en la cifra de población empleada, que ha ido disminuyendo en
todos los países, cayendo en picado en España y en Grecia, mostrando la
ineficacia de las reformas laborales que se promovían con el argumento
de que crearían empleo. En realidad, y tal como algunos predijimos,
estas reformas han estado destruyendo empleo. La evidencia de ello es
también clara, robusta y abrumadora.
¿Por qué la austeridad?
El lector se preguntará: si la evidencia de que estas políticas
públicas son perjudiciales es tan clara, robusta y abrumadora, ¿por qué
continúan llevándose a cabo? La respuesta es también fácil, aunque el
lector raramente la leerá en los medios de mayor difusión, excesivamente
influenciados por los establishments financieros y de las grandes
empresas exportadoras (lo que solía llamarse la clase capitalista o
también la burguesía financiera y de las grandes empresas y que en EEUU
se llama la Corporate Class). La respuesta es que tales establishments,
que ejercen una enorme influencia sobre los Estados, están consiguiendo
lo que siempre han deseado: el debilitamiento del mundo del trabajo a
fin de aumentar sus rentas. Y esto es lo que más les importa. En todos
estos países, las rentas del capital están aumentando a costa de un
descenso muy notable de las rentas del trabajo. La evidencia es, de
nuevo, también clara, robusta y abrumadora. Y esto ha ocurrido incluso
con mayor intensidad en los países periféricos de la Eurozona, incluida
España.
En realidad, este debilitamiento del mundo del trabajo ha llegado a
tal nivel que estos establishments se encuentran suficientemente fuertes
para atreverse a desmantelar el Estado del Bienestar (con el argumento,
como ha dicho Draghi, el Presidente del Banco Central Europeo, de que
“no es sostenible”), incluyendo las pensiones públicas (la joya de la
corona). Y veremos ahora cómo el gobierno de Rajoy tomará toda una serie
de medidas para desmantelar también la Seguridad Social, privatizando
las pensiones y transformando el Estado universalista del Bienestar en
un estado asistencial para los sectores más necesitados de la población,
referidos en la narrativa dominante como “clases bajas” o “humildes”.
Éste es su proyecto (ver el libro que Juan Torres y yo acabamos de
escribir, Lo que debes saber para que no te roben la pensión).
Hay alternativas, aunque se nos dice constantemente en los medios de mayor difusión que no las hay
Es fácil ver que hay alternativas. Que no exista plena conciencia a
nivel popular de que estas alternativas existen se debe a la falta de
diversidad de los medios de mayor difusión. El argumento utilizado por
los establishments financieros de que no hay alternativas, o de que las
izquierdas se quejan pero no ofrecen alternativas, no se corresponde con
la realidad. Es cierto que amplios sectores de las izquierdas
gobernantes (pertenecientes a la Tercera Vía) han aceptado el dogma
neoliberal. Pero hay izquierdas que sí han hecho propuestas de políticas
públicas creíbles y factibles, que continúan silenciadas, cuando no
vetadas, en los medios.
En realidad, las soluciones son fáciles de ver. A grandes rasgos,
consisten en revertir las políticas de austeridad para estimular la
economía y el crecimiento económico, financiándolo con reformas fiscales
de carácter progresivo, dando mayor capacidad de intervención al sector
público, con la provisión pública de crédito, a base de medidas
explicadas con mayor detalle, entre otros lugares, en “Ganas de
Escribir”, de Juan Torres, o en mi blog www.vnavarro.org, en la sección
de Economía Política. Estas medidas podrían y deberían tomarse incluso
sin salir del euro, aún cuando yo no descarto esta posibilidad, pues la
peor alternativa, entre todas las existentes, es la de continuar con las
políticas que el gobierno está aplicando. Esta alternativa es la peor.
Así de claro.
Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas. Universidad
Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
1 comentario:
Fantastic!
Publicar un comentario