Artículo publicado ayer por Luis Solana en El Plural
Alguien debería analizar la trágica parábola que se está
escribiendo hoy: la
Comunidad Valenciana (gobierno PP) fue el gran escaparate de
todas las corrupciones y abusos que hemos soportado los españoles a lo ancho y
a lo largo de nuestra geografía política durante los últimos años; la Comunidad Valenciana
(gobierno PP) es la que va a llevar al Gobierno de España (del PP) a pedir
socorro al mundo para salvar una economía (la española) que se nos va de las
manos camino a la
ruina. Valencia (en quiebra) pide ayuda al Gobierno central
(que puede quebrar). Otra coincidencia: Caja Madrid ya hizo un ensayo de este
modelo fusionándose con Bancaja (Valencia).
Nunca, nunca la vida nos había dato tiempo a comprobar que los errores se
pagan y los castigos se concretan. Lo único horrible en esta fábula es que los
que van a pagar los destrozos de unos gobernantes autonómicos y nacionales (del
PP) vamos a ser todos los españoles.
La herencia recibida era la valenciana. La crisis bancaria la empezó Valencia. No
se trata de intervenir la Comunidad de Valencia, se trata de ocuparla.
¡Pobres valencianos que no se dieron cuenta de que votaban a los líderes del
hundimiento de España!
Risas por unos trajes, bromas por unos bolsos, gracias por un aeropuerto,
chistes por unas carreras de coches, carcajadas por millones y millones
públicos desaparecidos; y el PP ganando las elecciones en Valencia una y otra
vez. ¿Nadie podía castigar semejante disparate? Sí, la propia Comunidad
de Valencia ¿Cómo? Siendo la institución que va a obligar a España a entrar en
terreno de rescate.
Que nadie se olvide, la Comunidad de Valencia (del PP) está llevando a
España a la pérdida de soberanía de la peor manera posible: suspendiendo pagos.
La próxima vez que en cualquier partido político (como ha pasado con el PP)
se descubra un fenómeno de corrupción generalizada, acordaos de Valencia,
acordaos del año 2012. Fue el año que Valencia recibió el castigo por sus
disparates ilegales. Pero castigo que vamos a sufrir todos los españoles.
Hace unos días, Valencia contaminó el sistema financiero español. Ahora
contamina toda la economía española.
Hay una cierta Justicia cuando la Historia nos permite comprobar que los
disparates llevan al desastre. Pero no hay Justicia cuando los que vamos a
pagar somos todos los ciudadanos. Incluidos los que no somos de Valencia.
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