Decía Willy Brandt que “No nos vencerán las dificultades sino nuestra resignación”. Una frase apropiada para después de las elecciones del domingo, donde la moral de muchos socialistas ha caído por los suelos, después de ver una España teñida de azul.
Pero somos muchos los que no nos resignaremos y seguiremos luchando por aquello en lo que creemos, por los valores que un día nos impulsó a militar o simpatizar con un partido centenario, protagonista de la historia moderna de nuestro país y sobre todo en la etapa democrática.
En más de cien años de historia, nuestro partido ha sabido sobreponerse a las dificultades, algunas más complicadas que las actuales, y sin duda, lo hará, porque nuestro país necesita un partido de izquierdas fuerte, que sea capaz de hacer frente a esta derecha que sin hacer nada ha obtenido más poder del que jamás otro partido haya gozado en democracia. De hecho, ha cosechado pocos votos más que en 2008, pero ha sabido jugar la baza del desgaste del adversario por la situación económica y ha esperado a que la fruta madura cayera del árbol. Estas elecciones las ha perdido el Partido Socialista, no las ha ganado el Partido Popular.
Y esto merece una profunda reflexión. Es evidente de que los ciudadanos, hace tiempo decidieron que el Partido Socialista pagara la factura de la grave crisis. Y con las elecciones del domingo se cierra el ciclo, en el cual, se le ha desposeído prácticamente de todo el poder que tenía. La evidencia de que esta crisis no afecta sólo a España no ha sido suficiente para que la ciudadanía castigue a quien considera responsable de la situación, a pesar de que otros países han sido intervenidos o suplantados sus gobiernos por tecnócratas. España ha salvado los muebles con dignidad, haciendo ajustes difíciles pero salvaguardando el estado del bienestar. Una política seria y responsable, reconocida por el resto de países, y que en España no tardará en reconocerse.
El Partido Socialista ha de cambiar de estrategia, de líderes y renovar las ideas, conectando con los problemas de los ciudadanos, que lo están demandando para volver a otorgar su confianza. Y es por ello que el domingo, estas personas, o no fueron a votar o votaron a otras opciones, pero no al PP. Hemos de volver a atraer a todos estos votantes, con mensajes claros, sin ambigüedades, recuperando valores que son muy nuestros, como la solidaridad y la justicia social, y explicar la realidad tal y como es, que avanza más deprisa de lo que a veces podemos asimilar, tratando a los ciudadanos como personas maduras, con capacidad de entender los problemas, para después solicitar su ayuda, con objetivos claros.
Seguramente es esto lo que los ciudadanos han valorado de CiU, que a pesar de iniciar una política de recortes en algunos servicios básicos, han obtenido unos excelentes resultados, seguramente porque los ciudadanos han visto decisión y horizonte en las propuestas, aunque no gusten. No se sienten engañados. En estos momentos no valen las medias tintas, el ciudadano demanda claridad y que sus gobernantes tomen decisiones y sean responsables.
Otros, en cambio, con el afán de defenestrar a los socialistas del poder, votando otras opciones, aún sin querer, han puesto en manos de un solo partido tanto poder que espero que no se tengan que arrepentir en el futuro.
Por eso, ahora más si cabe, me siento orgulloso de defender mis ideas. Aquellas que me impulsan a luchar, por ejemplo, contra todos aquellos que pretendan, algún día, que un niño no tenga en este país las mismas oportunidades de desarrollar su inteligencia por el hecho de haber nacido en una familia humilde. Siempre me tendrá enfrente.
Tenemos la oportunidad de debatir todo esto y muchas cosas más en el congreso que celebraremos dentro de tres semanas. No podemos defraudar a tantas personas que tienen puestas sus esperanzas en nosotros.
Quiero expresar también mi emoción y el estímulo que me produce que, ante una situación tan adversa, más personas que nunca decidieran colaborar con el PSC en las elecciones del domingo, haciendo de apoderados del partido. Una reacción que demuestra la grandeza de estas personas que acuden a ayudar cuando más se necesita. Tenemos mucho que aprender de los gestos simples.
Y por último, infinitas gracias a todos los vecinos y vecinas de Ripollet que una vez más han confiado en nosotros. Hemos sido la fuerza más votada con diferencia. Hemos ganado en 40 de las 41 mesas electorales. Por todos ellos y por tantas personas que no pierden la esperanza y esperan de nosotros argumentos para volver a votarnos, merece la pena seguir luchando.
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