
Los medios de comunicación vienen hoy repletos de análisis sobre las consecuencias de la dimisión ayer del ministro Mariano Fernández Bermejo. Columnistas y tertulianos comentan lo acertado o no de
En cualquier caso, la decisión está tomada y el presidente Zapatero ha reaccionado con rapidez para zanjar esta crisis y poner al frente del ministerio a una persona con un perfil opuesto a su antecesor. Una persona de reconocido prestigio, dialogante y que sobre todo en Catalunya tiene un enorme prestigio (fue uno de los negociadores del Estatut). Francisco Caamaño, el nuevo ministro, no lo tendrá fácil, pero su experiencia y su talante son una garantía para afrontar definitivamente la reforma judicial que este país necesita.
Volviendo al tema de la dimisión del ministro Bermejo, y sin entrar a valorar su gestión, porque no es tarea fácil, lo que resulta evidente es que le ha faltado cintura política para gestionar problemas tan complicados como la huelga de jueces, pero sobre todo ha fallado en las formas. Y éste es un tema importante para una persona que ocupa un cargo público de tanta responsabilidad.
Estéticamente no queda bien ir de caza (esto es una opinión muy personal), pero si además lo haces con personas que no son las adecuadas y encima sin licencia, la verdad es que la imagen que se transmite no es
Dicho esto, también me llama la atención la diferencia que existe en este país a la hora de asumir responsabilidades. La izquierda en general, los simpatizantes, militantes y votantes socialistas exigimos la asunción de responsabilidades inmediatas. Es una de nuestras características. Y estoy orgulloso de que sea así.
En cambio, en el PP cierran filas entorno a los gravísimos casos de corrupción que les está afectando, nadie dimite, se dedican a criticar a sus adversarios políticos culpándoles de sus errores, cargando contra jueces y policías y organizando estrategias para desviar la atención. ¡Que diferencia!
Algunas personas me comentan que en el PP saben dominar estas situaciones, que consiguen desviar la atención de sus problemas, culpabilizar a los demás, en definitiva, darle la vuelta al asunto, y que nosotros, los socialistas somos más o menos unos pardillos.
Yo pienso que el ciudadano de a pie sabe diferenciar muy bien entre los dos estilos de hacer política y de asumir responsabilidades. Estoy convencido de que todo esto les pasará factura, y la historia está llena de ejemplos que así lo confirman. Al Sr. Rajoy le diría que analice las últimas encuestas, que saque conclusiones del porqué el PP tiene las expectativas que tiene y porqué su imagen está por los suelos.